¡HOLA! SOY LILA GÓMEZ
De la medicina clínica al cuerpo que grita en silencio
Soy médica pediatra, especializada en neonatología, cardiología infantil y neurodesarrollo. Durante años trabajé en terapia intensiva con bebés de alto riesgo y en programas de salud pública en zonas rurales.
Amaba mi trabajo, pero algo en mí seguía desconectado. Me dolía el cuerpo, me costaba sentir, me exigía sin descanso. Sabía cómo cuidar a otros, pero no sabía cómo habitarme.
Fue el cuerpo quien primero alzó la voz. No con palabras, sino con ansiedad, insomnio, rigidez, cansancio profundo. No podía más. Así comenzó mi verdadero camino: el de volver a mí.
MI SENSIBILIDAD COMO BRÚJULA
Por mucho tiempo me creí demasiado intensa, muy pensante, demasiado emocional. Hoy entiendo que esa sensibilidad no era debilidad, sino una antena finísima que me conecta con los cuerpos, con las emociones que no se nombran y con los espacios de cuidado profundo.
Ser sensible es un don. Y cuando esa sensibilidad aprende a autorregularse, se convierte en medicina viva. Ese fue el giro más importante de mi vida profesional y personal: dejar de ver mi forma de sentir como un “problema” y empezar a usarla como brújula para acompañar a otras.
ASÍ NACIÓ SER LILA
Ser Lila no es solo un nombre: es un renacimiento
Es el espacio donde integro todo lo que soy. Medicina basada en ciencia, pero también cuerpo, trauma, fascias, emociones, plantas, respiración, yoga. Es un proyecto de alma y de servicio.
Trabajo con personas —en especial mujeres sensibles y saturadas— que viven en un cuerpo en estado de alerta constante. No necesitas que te enseñen a pensar más… necesitas que alguien te acompañe a sentir sin miedo. Ese es mi trabajo: crear espacios seguros para que puedas volver a ti, en tu ritmo y con tus términos.
MI FORMA DE ACOMPAÑAR
No hago promesas de curas mágicas. Acompaño procesos reales.
Trabajo con un enfoque de trauma informado, integrando la neurociencia con prácticas somáticas y una mirada compasiva. Uso el yoga sensible al trauma, la regulación vagal, la interocepción, el contacto con la tierra y el poder de las pausas.
Creo profundamente en la capacidad del cuerpo de reorganizarse cuando se siente visto y respetado. No vengo a rescatarte, vengo a recordarte que ya tienes todo dentro. Solo necesitamos crear el espacio.
LO QUE ME MUEVE CADA DÍA
Me mueve el deseo de que las mujeres dejen de sobrevivir en cuerpos contracturados, en mentes cansadas, en emociones silenciadas
Me mueve el deseo de vernos habitar con dignidad, con ternura, con soberanía.
No me interesa enseñarte a “ser mejor”, me interesa acompañarte a ser tú misma con más presencia.
Si mi historia resuena contigo, bienvenida. Este es tu espacio. Este es tu cuerpo. Y ya es hora de volver a casa.
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